En nuestra continua exploración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), hoy tenemos el privilegio de entrevistar a Laura Marco, una destacada profesional en el ámbito ambiental. Laura es la Responsable de Auditorías e Intervenciones de Campo en la Oficina de Acreditación de Entidades Colaboradoras en la Generalitat de Catalunya. Con más de ocho años de experiencia en este puesto y una sólida formación en Ingeniería Química y Ciencias Ambientales, Laura ha dedicado su carrera a evaluar y minimizar el impacto ambiental de las actividades productivas. En esta entrevista, Laura nos hablará sobre su trayectoria profesional, los desafíos y logros en su trabajo, y cómo su labor contribuye directamente a la acción climática, en línea con el ODS 13.
1. Laura, cuéntanos un poco sobre tu trayectoria profesional y cómo llegaste a tu posición actual en la Generalitat de Catalunya.
Siempre tuve claro que quería trabajar en medio ambiente en su vertiente industrial, es decir evaluando y minimizando el impacto ambiental de las actividades productivas. Por eso estudié Ingeniería Química y Ciencias Ambientales, para poder obtener el conocimiento técnico industrial así como el de protección ambiental. Las prácticas en empresa de esta segunda carrera las hice en una entidad ambiental colaboradora de la administración y de ahí salté a la Generalitat, concretamente a la Oficina de Acreditación de las entidades colaboradoras en el ámbito ambiental. En este servicio se autoriza a las empresas privadas que ejercen funciones públicas en los diferentes vectores ambientales (control de ruido, de vertido de aguas, emisiones a la atmosfera, residuos, contaminación de suelos, etc). Entre otras cosas se realizan auditorías y supervisiones de campo para comprobar la competencia técnica del personal habilitado, de las cuáles soy actualmente la responsable.
2. ¿Cuál es la misión principal de la Oficina de Acreditación de Entidades Colaboradoras y cómo se relaciona con la acción climática?
Desde la Oficina de Acreditación garantizamos que todas las entidades colaboradoras de la administración tengan competencia técnica, independencia e imparcialidad respecto de las actividades que controlan y que actúen de forma harmonizada entre ellas, de forma que tanto las empresas que contratan sus servicios como la Administración que les encomienda sus funciones tengan la tranquilidad de que el trabajo realizado por las entidades colaboradoras tiene la misma garantía que si lo hubiese realizado personal propio de la Administración ambiental.
Respecto de la acción climática, la relación más directa sería a través de la autorización y supervisión que hacemos de las entidades habilitadas como verificadores de gases con efecto invernadero. Estas entidades anualmente verifican las emisiones de estos gases en las empresas incluidas en el régimen del comercio de los derechos de emisión regulado a nivel europeo. En base a las toneladas de CO2 equivalente emitido, la empresa debe pagar unos derechos de emisión que revierten en políticas para minimizar el impacto del cambio climático en los ecosistemas.
De todas maneras, de una forma más directa o indirecta, muchos ámbitos de actuación de las entidades de control ambiental tienen repercusión en cambio climático. Y esto no es solo así en el ámbito ambiental: muchas decisiones de las empresas productivas de cualquier sector o las nuestras como personas individuales tienen un impacto climático directo o indirecto, la mayoría de los cuáles no está internalizado. Y, como no lo pagamos, lamentablemente no siempre lo valoramos.
3. ¿Podrías explicar en qué consisten las auditorías ambientales que realizas y cómo contribuyen a la lucha contra el cambio climático?
En las auditorías de campo perseguimos garantizar que todo el personal de las entidades colaboradoras tenga suficiente conocimiento y experiencia para realizar las funciones de control o inspección encomendadas por la administración ambiental.
Como decía antes, el trabajo que hace estas entidades tiene en su mayoría un impacto que puede ser más o menos directo en el cambio climático. Si el personal técnico de las entidades comete errores puede haber una repercusión ambiental que con toda probabilidad revierta de algún modo en un mayor impacto climático. Por ejemplo: las entidades de residuos, entre otras cosas, controlan el correcto funcionamiento de los vertederos. Un vertedero que no esté correctamente gestionada tendrá una mayor emisión de biogás, que también tiene efecto invernadero y contribuye directamente al cambio climático.
4. ¿Qué desafíos enfrentas al realizar estas auditorías y cómo los superas?
Como en cualquier auditoría, hay que encontrar la posición que te permita juzgar de forma imparcial a la persona auditada, sin perder de vista la realidad de las empresas y las entidades y con suficiente conocimiento técnico de la materia como para detectar cualquier en aspecto incorrecto o mejorable. Así mismo, mi objetivo siempre es que la persona auditada acabe la auditoría dándose cuenta de lo que puede mejorar (no porque se lo diga la auditoria sino porque se lo he sabido razonar lo suficientemente bien como para convencerle del cambio).
Creo que para mi trabajo es fundamental la experiencia, teniendo en cuenta que habitualmente evalúo a personas que llevan muchos años en el sector o bien que han pasado por procesos de formación especializados para la actividad auditada. Haber pasado por una entidad colaboradora durante un tiempo y haber sido auditada yo misma me ayuda a enfocar las auditorías que realizo actualmente y saber qué nivel de exigencia es adecuado.
5. Desde tu perspectiva, ¿qué rol juegan las políticas públicas en la implementación efectiva de acciones climáticas?
Creo que son fundamentales porque cuando se trata de proteger el bien común, la Administración tiene el deber de actuar. A nivel empresarial hay muchas acciones que ya son rentables per se pero otras necesitan un impulso desde la Administración para, por ejemplo, minimizar una inversión inicial o para impulsar líneas de pensamiento alternativas pero muy necesarias, como puede ser la economía circular. En último término también está la potestad sancionadora, si es necesaria, para quien no cumpla con lo regulado, lo cual supone un agravio comparativo con quién sí lo hace.
El sistema tiene que ser sostenible a nivel económico y ambiental a largo plazo pero las políticas públicas deben incentivar a todos los niveles el cambio hacia esa sostenibilidad.
6. ¿Podrías compartir algún caso de éxito donde una auditoría haya resultado en una mejora significativa en las prácticas sostenibles de una entidad?
Nuestro trabajo es más bien de retaguardia, nunca salimos en los grandes indicadores del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural pero desde la Oficina de Acreditación damos garantía del trabajo que realizan las 140 entidades colaboradoras de la Administración habilitadas, en las que trabajan unas 800 personas habilitadas que en el año 2023 realizaron cerca de 14000 actuaciones de inspección o control en los diferentes ámbitos ambientales. Evidentemente, con el sistema actual, el trabajo de estas entidades es clave en la gestión que hace la Administración ambiental de sus competencias.
La protección del medio ambiente no es un trabajo de grandes gestas sino de pequeños granitos de arena agrupados, de ahí su complejidad en términos globales.
7. En términos de colaboración, ¿cómo pueden las empresas y las organizaciones no gubernamentales trabajar juntas para avanzar en los objetivos del ODS 13?
Yo creo que cada sector tiene su función en nuestra sociedad, aunque una buena coordinación y colaboración son bienvenidas. Las ONG tienen que encargarse de reivindicar y apretar a la Administración y empresas para que no dejemos de priorizar el cumplimiento de los ODS. Y las empresas son el motor económico del país, donde es verdaderamente interesante que cale el cambio para mejorar el sistema productivo y hacer que nuestro sistema socioeconómico sea sostenible a largo plazo.
8. Finalmente, ¿qué mensaje te gustaría compartir con los profesionales y empresas que aún no han comenzado a tomar medidas contra el cambio climático?
No creo que quede nadie que no esté tomando medidas contra el cambio climático, aunque sea para reducir la factura eléctrica o de combustible. Pero para aquellos que todavía no tomen estas medidas de forma consciente y proactiva les diría, en primer lugar, que el cambio climático es una realidad incuestionable y que se puede comprobar tirando de nuestra propia memoria para aquellos que tenemos más de 40 años o viendo, por ejemplo, el número insólito de tortugas marinas que este verano anidaron en nuestras costas porque sus sitios de puesta habituales tienen aguas demasiado calientes. No hay subjetividad ni tendenciosidad política en los informes científicos que nos hablan del cambio climático así que no podemos estar todavía en la fase que alguien lo ponga en duda. Dicho esto, en segundo lugar, les diría que además la vuelta al estado anterior ya no es posible así que a toda la sociedad nos queda solamente intentar mitigar en lo posible la subida de temperaturas y adaptarnos a las consecuencias del cambio climático que no podamos revertir.
Y creo que precisamente los profesionales y las empresas son los que mejor saben qué pasa cuando no muestras resiliencia ante escenarios adversos y no adaptas tu actividad a los cambios que traigan los tiempos.
